Este
post lo escribo viendo la inmensidad del mar del golfo de México, un mar de
aguas color verde intenso, de olas ondulante, inmenso, tibio y juguetón y bajo
un ardiente sol que bloquea por momentos mis neuronas, debido a temperaturas
que pasan los 38 grados. Llegué hasta tierras Yucatecas buscando los pasos de
los inmortales Mayas, milenaria cultura que junto a la cultura Inca, de dónde
son mis raíces, son las civilizaciones más grandes y trascendentes de América
pre- hispánica. En estos ocho días tuve el privilegio de recorrer una gran
parte de los complejos de la fantástica civilización Maya y sus imponentes
pirámides, como el grandioso y famoso Kukulcan construido en Chichén Itzá, así
como templos, sagrados, canchas de juego de pelota, perfectas columnas de cara
al cielo, además de otros centros sagrados como las de Xlapac, que fueron
desfilando ante mi atenta y encandilada mirada. La gran pregunta, ¿cómo
pudieron construir imponentes construcciones casi eternas en piedra con tanta
perfección, en un mundo donde no se tenía la tecnología y las herramientas de
hoy? La respuesta seguirá siendo un gran misterio.
Sin
bien es cierto que Chichén Itzá es la más conocida y es parte de las siete
maravillas culturales de la humanidad, la herencia Maya es mucho más que este
complejo. Palenque (primera ciudadela Maya que visité hace buenos años) ubicada
en el corazón del Estado de Chiapas en plena selva de la Lacandona, es otro
impresionante complejo Maya que se impone sobre el exuberante verdor de la
selva. Otras importantes muestras de esta civilización la encontramos en la
singular Ruta Pucc, al parecer no muy visitada como las anteriores, pero la
belleza arquitectónica, la altura de sus pirámides y excelente conservación de
sus palacios sagrados (mejor conservadas que las del complejo de Chichén Itzá)
y otras construcciones merecen ser visitadas y admiradas. Los siguientes
complejos arqueológicos son parte de esta milenaria ruta: Xlapac, Kabah y el
grandioso Uxmal, digno exponente de la época clásica Maya.
Unida
a estas maravillas arquitectónicas, también están los sagrados cenotes –
subyugantes aguas subterráneas, cuyo manejo y uso lo entendían y administraban
a la perfección los mayas. Sumado a ello están sus tejidos, su cerámica
salpicada de color, así como el sagrado maíz, alimento principal de estos
míticos Mayas. Después de recorrer, contemplar, tocar y sentir la energía de
estas construcciones y conocer un poco más de la vida de estos sabios hombres,
siento y pienso que hubo una conexión directa entre estas dos grandes
civilizaciones (la Inca y la Maya). Hay tantos detalles en común, el consumo
del maíz, del ají (chili), el respeto por el medio ambiente, la creencia en los
mismos dioses, el triunfo sobre sus territorios agrestes y climas extremos,
entre otros detalles más; y por sobre todo, tanto los Mayas como los Incas
fueron los arquitectos más grandes de la época pre-hispánica. Por ello,
ciudadelas sagradas construidas por ambas culturas son parte de las 7
maravillas culturales de todos los tiempos, Chichén Itzá y Machupicchu.
De
hecho hay mucho por visitar, conocer y descubrir de ambas culturas, pero lo que
vi y contemplé, me basta para decir con orgullo que soy parte de milenarias
culturas que supieron vivir en armonía con su entorno y cuya esencia fue
trascender en el tiempo. El sol quema, aquí en esta pequeña playa abierta a la
vida y de cara a este inmenso mar del golfo de México, que también contemplaron
y navegaron los Mayas, termino con esta reflexión Maya:
“Tú
debes descubrir lo que cada uno de tus padres te enseñó y aquello que pudo
haberse hecho mejor cada una de sus vidas. Te toca trabajar en aquello que tú
consideras que ellos debieron haber mejorado. Nosotros no somos solamente la
creación física de nuestros padres, también somos su creación espiritual. Tú
naciste de estas dos personas y sus vidas tuvieron un efecto irrevocable en
quien tú eres. Para descubrir tu ser verdadero, debes admitir que tu propio yo
está en una posición intermedia entre las verdades de tus padres. Es por ello
que naciste ahí para asumir una percepción más elevada a la que ellos
representaron. Tu camino es acerca de descubrir una verdad que es una síntesis
más elevada”
Sabia
reflexión, ¿verdad? Entonces no solo nos queda superarnos a nosotros mismos,
sino a quienes nos dieron vida. Si cumplimos esta reflexión, de hecho estaremos
construyendo una civilización más justa, incluyente, responsable y respetuosa.
Un
energético y súper cálido abrazo, desde una playa escondida de Mérida – Yucatán
– México, país que admiro tanto y ya lo siento mío.
Un abrazo desde este lado del cielo azul e imponentes pirámides
Tus amigas de,
MUJER HOY
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